Leh, India es una ciudad en la periferia de la civilización moderna rodeada por la enorme cordillera del Himalaya y salpicada de palacios y monasterios del siglo XVII. El aire fresco y las impresionantes vistas abundan, pero algunos productos cotidianos pueden ser casi imposibles de conseguir.
"Estamos aislados del resto del país", dice Sonam Chunzin, un residente de toda la vida de la región de Ladakh (que es el idioma local, se traduce como "tierra de pasos elevados").
La ciudad se encuentra a una altura de aproximadamente 3500 metros. En algunos hoteles locales se ofrecen tanques de oxígeno suplementarios de la misma manera que un visitante podría pedir un cepillo de dientes de repuesto. Hay dos carreteras hacia la ciudad, cada una de las cuales ofrece un viaje de montaña ventoso y, a veces, traicionero, porque es común que queden bloqueadas por la nieve y que se cierren varios meses al año. No hay servicio de tren, pero sí un pequeño aeropuerto comercial.
Debido a la ubicación, la altitud y la dificultad para encontrar una forma segura de entrar y salir, el bazar local ha sido tradicionalmente la única forma de comprar mercancías. Con respecto a los productos frescos, la famosa lana de pashmina de la región y otros productos básicos, los residentes están satisfechos. Pero la selección limitada puede ser un problema serio para las personas que buscan incluso los artículos domésticos más comunes.
"Si quieres comprar algo para alguna ocasión, o si es un artículo especial como una pieza para tu bicicleta, tienes que pedirle a alguien 'por favor, tráeme ese artículo desde Delhi', y luego tienes que esperar", explica Chunzin. Delhi, India, está a un vuelo comercial de distancia.
En 2017, Amazon estableció en India su propio servicio de entrega en Leh al contratar una empresa local de guías de aventura para realizar entregas en el pueblo montañoso, lo que la convierte en la ruta de entrega más elevada de la compañía. Para la gente del pueblo, las cosas básicas que antes parecían extremadamente difíciles de conseguir ahora están fácilmente disponibles. Dicen que este lejano lugar se siente mucho más conectado.
"Mi esposa está embarazada de ocho meses y estábamos buscando la almohada para el embarazo. No pudimos encontrarla en toda la ciudad de Leh. A través de Amazon, la obtuvimos en dos, tres días", recuerda Sonam Rinchen, quien dirige la pequeña pero poderosa estación de entrega de Amazon en Leh.
Algunas de las rutas de entrega no están en un mapa, por lo que Amazon ha confiado en el conocimiento local de los repartidores que crecieron en el área para encontrar los hogares de los clientes. Las rutas no solo incluyen pasos de alta montaña y deslizamientos ocasionales de rocas, sino también caminos ásperos y primitivos y embotellamientos de tráfico esporádicos causados por ganado y burros que vagan libremente. Rinchen dijo que a su equipo de conductores les encanta la nueva oportunidad y han hecho conexiones sorprendentes con personas en el camino.
Urgyen Dolma, de veinticinco años asegura que los repartidores que llegan en motocicletas son algunos de sus nuevos amigos favoritos. "Nos hemos convertido en familia. Llegas a conocer al repartidor. Todo se vuelve personal", expresa.
A pesar de la nueva comodidad, Leh, una ruta comercial tradicional entre el Tíbet y Cachemira que data de siglos atrás, no ha cambiado mucho. El mercado local sigue siendo el corazón de la ciudad. Pero, para los residentes, las pequeñas cosas se han vuelto mucho más fáciles. Dicen que están agradecidos de tener una conexión con el resto del mundo que una vez pareció tan distante.
"Con Amazon, podemos obtener cualquier cosa que deseemos tener en casa. Es perfecto", explica Chunzin, quien acaba de comprarle a su hija de dos años un vestido de cumpleaños especial, entregado directamente en su puerta.